Cierto día, mientras caminaba por este inusitado paraje, mi atención se vio atraída por un árbol peculiar cuyas piedras invitaban a sentarse al cobijo de su sombra.
En ese momento pensé -¿Quien pudo haberse sentado antes aquí?. Inmediatamente el dispositivo de la imaginación se activó en mi...-¿Sería un filósofo, tal vez un nómada, un caminante, un pastor o un lugareño?
Estas disertaciones me llevaron a pensar que no debía ser ni el primero ni el úlltimo en disfrutar de este descanso. Como muestra de agradecimiento, alabé a aquel que pusiera estas piedras y este personaje, por su lado práctico me atrapó. Analizar al personaje no tenía sentido ya para mi. No obstante, me llamó la atención el hecho de que el asiento estuviera vacío, listo para ocuparse y pensé  -Desde el punto de vista de las formas, no hay fin para la cadena en sucesión de todos aquellos que vienen y van", y consideré que el vacío era el único testigo que yo podía observar.  Los personajes fueron diluyéndose uno tras otro hasta creer que yo mismo era un cuerpo imaginado. Todas las cuestiones y conceptos cayeron y por un instante sentí que el vacío me hablaba desafiándome con estas palabras -¿Quien soy yo?

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