ENAMORAR-SÉ
Mucho se ha escrito acerca del amor…poetas, músicos, místicos y casi todas las artes en general están impregnas de él, así cada quién encuentra el modo de expresarlo y nunca deja de sorprendernos la infinita variedad de formas que adopta con el fin de llegar a conmovernos, que es en definitiva lo que anhelamos. Todos queremos ser tocados por ese sentimiento como si por decreto nos perteneciera y por tanto su aparente carencia nos produce infelicidad y trae consigo toda suerte de insatisfacciones.
Por lo general y a fuerza de costumbre, hemos asociado el amor en un ámbito que conlleva siempre una relación de aquél que ama y de lo amado y ésta es nuestra experiencia común en todos (así se trate de amar a Dios, a otra persona, etc…)
En lo que concierne a las relaciones de pareja todos esperamos encontrar la persona adecuada que genere (en los casos primerizos, y o intensifique en los postreros) ese sentimiento que, como algunos han descrito: nos haga sentirnos vivos.
Ocurre también que a base de fracasos y desengaños en las relaciones nos lleve a renegar de ese sentimiento que, en una medida u otra, hemos experimentado gustosamente y de esa forma, poco a poco, va perdiendo su sabor hasta el punto de considerar su desaparición… ya no sentimos nada o así lo creemos.
Hay quién, en su desesperación y a modo de escapismo de su miserable situación de creerse falto de amor ha buscado en la religión su lugar de refugio.(Nos decimos que algo tiene que haber de cierto cuando todas las religiones proclaman tener en común el dicho de que Dios es amor).Aunque hallamos cierto consuelo y buen sentimiento en la fe no por ello eludimos el problema por completo. También aquí se ven frustradas nuestras expectativas ¿cómo?, de muchas formas, entre éstas la más común es pensar y digo bien, pensar que nos cuesta creer en un Dios de amor que permite tantas injusticias y males en el mundo. Este es un concepto generalizado capaz de pulverizar todo buen sentimiento. Vistas así las cosas conviene investigar dónde radica el problema.
¿Existe o no existe el amor? La respuesta sería sí y no. Es una cuestión única que cada quién debe descubrir y resolver por si mismo. En lo que a mi respecta se trataría mas bien de una cuestión de enfoque. Podía tratarse de considerar dos aspectos: el pensamiento y la emoción. Cambiamos el dicho: el amor no atiende a razones por éste otro: el amor no sabe de pensamientos. Para ilustrar esto tenemos que darnos cuenta la diferencia tan grande que contiene pensar que te meten la cabeza debajo del agua y notar que no sentimos nada a experimentar efectivamente el hecho en sí. Esta sería la metáfora que nos puede ayudar a entender el abismo que separa una emoción de aquella otra pensada.
Esto parece indicarnos que el amor verdadero es el amor de Ser y que nada tiene que ver con el amor imaginado sujeto al pensamiento y a todo tipo de fluctuaciones de aparición y desaparición.
No se trata de metafísica ni de misticismo alguno sino de un hecho…amamos Ser incluso en los casos suicidas, aquello que se pretende erradicar no es mas que un pensamiento o una imaginación y por tanto sin validez alguna aunque cifremos con ello nuestra existencia, por error, al cuerpo.
Si nos damos cuenta de esto podríamos experimentar una emoción verdadera en todas las relaciones, la religión, en el mundo…entenderíamos de una manera simple que cuando amamos a otros se trata en realidad de ese amor intenso de uno mismo y no una proyección del otro, nos resultaría fácil comprender la religión cuándo nos dice ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo no como mandato sino mas bien como el hecho inevitable que es. Es un hecho que nos amamos sí, pero a menudo lo hacemos de una manera torpe depositando ese amor sobre castillos de arena creados de pensamiento y no llevándolo a la fuente inagotable de la que surge…ese intensísimo amor de Ser del que nadie esta privado aunque así lo hemos creído eones de tiempo.
Haciendo eco a la carta magna de San Pablo en su máxima expresión del amor: el conocimiento acabará, las profecías cesarán pero el amor nunca deja de Ser.
Ahora vemos oscuramente como por espejo (el filtro del pensamiento) pero entonces (cuando uno se da cuenta) ve cara a cara. Ahora conozco parcialmente (por la mente) pero entonces conoceré como soy conocido (I Cor.13).
Melquisedec

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