CONVERSACIONES CON MELQUISEDEC, el primer fetiche.

A veces el hablar es como jugar a la pelota, uno envía algo, el otro lo recoge, un tercero se apunta...
En muchas ocasiones son supuestos diálogos, ya que verdaderamente la comprensión puede estar muy lejos de la verdadera escucha y todo se convierte en un monólogo....
En cualquier caso hablar con uno mismo, escucharse y escuchar a la vez lo que  está pasando no deja de ser un arte total, íntegro como cada instante de la vida.
En las conversaciones con Melquisedec apareció un tema importante de la niñez. Se trata de  esas conversaciones en nuestros juegos, con esas muñecas que manipulábamos continuamente y a las que añadíamos voces, personajes, interpretaciones... Fuimos y somos actores sencillos, nos desdoblamos en otros desde muy temprano, depositamos nuestro amor en esos personajillos que no son sino nosotros mismos, nuestro espejo. Quizás  hemos cultivado el desdoblamiento y la separación sin ser conscientes de que el amor verdadero sólo puede estar en uno y con uno...Desde el amor a sí mimo se multiplica hacia los demás, no existiendo diferencias ni duplicidades.






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