LA VISIÓN DE  MAURICIO MAETERLINCK (1862-1949)

Ha sido hermoso descubrir y analizar con bastante profundidad  a través de este autor las grandes trampas de prácticamente casi todas las religiones y sistemas metafísicos incluso científicos que han creído saber  y esquematizar sobre el  origen de la vida sin reflejar abiertamente lo que los testimonios Védicos ya sabían, a saber, el gran desconocimiento de lo que no puede saberse, la aceptación de lo desconocido con humildad, de lo que nos da vida sin pretender hacer dogmas o construcciones conceptuales fijas e inalterables sobre esto.
Por ello, como dice este mismo autor,  "se ha amueblado la nada sin límites, se ha animado a esas abstracciones  que sobrepujan el alcance del entendimiento y con la que  no se daban por satisfechos los hombres…", creando una sarta de enganches basados en la propia necesidad que tiene el humano de  tener ciertos ideales   que se convirtieron al final  en ideologías, la ideología del miedo a la muerte, miedo al infierno, a la enfermedad, al  culto al cuerpo considerado sólo materia...etc y todas las consecuencias que de esto se derivan, las guerras y los sufrimientos más atroces.

Por ello Maeterlink apunta a esos ideales que nos sirvan para vivir en la felicidad, para apreciar la incertidumbre que lo anima todo, la energía del Todo y la Nada, lo desconocido, el valor de lo sagrado, en cada cosa, en cada momento del presente eterno. El  tao, ki, lo ódico o fuerza vital. En las aportaciones de G.I. Gurdjieff también se apunta a desentrañar y dilucidar toda la sarta de doctrinas que han  pretendido dar respuesta a todas las preguntas imaginables. De ahí que el humano no haya avanzado nada desde los Vedas, pero tiene la posibilidad ese llamado humano  de abrirse todo él  y trabajarse internamente para  EXISTIR Y SER  en el terreno de lo desconocido…. en él y por EL  desconocido e innombrable.

Maeterlink fue poeta también, gran lector de de la Tragedia griega.
Transcribo algún párrafo de sus inquietudes filosóficas:
"Hay en la vida cotidiana, algo de trágico, mucho más real, mucho más profundo y mucho más conforme con nuestro verdadero ser que las grandes aventuras. Es fácil de sentir, pero difícil de mostrar, porque esa tragedia esencial no es simplemente material o psicológica.
Ya no se trata aquí de la lucha determinada de un ser contra otro ser, de la lucha de un deseo contra otro deseo, o del eterno combate de la pasión y el deber. Se trataría más bien de hacer ver lo que hay de sorprendente en el sólo hecho de vivir. "

"Yo admiro a Otelo, pero no me parece vivir de la augusta  vida cotidiana de un Hamlet, que tiene tiempo de vivir porque no obra. Otelo es admirablemente celoso. Pero, ¿no es quizás un viejo error el pensar que es en los momentos en que estamos poseídos de semejante pasión  y de otras de igual violencia cuando vivimos verdaderamente? Me ha sucedido creer que un anciano sentado en su sillón, esperando simplemente bajo su lámpara, escuchando sin saber todas las leyes eternas que tenían en torno de la casa, interpretando sin comprenderlo lo que hay en el silencio de las puertas y las ventanas y en la pequeña voz de la luz, sufriendo la presencia de su alma y su destino, inclinando la cabeza, sin sospechar que todas las fuerzas de este mundo intervienen y vuelan en la estancia como servidoras atentas, ignorando que el sol mismo sostiene sobre el abismo la mesita en que se recoda, y no hay un astro en el cielo ni una fuerza del alma que sean indiferentes al movimiento de un párpado que baja o de un pensamiento que se eleva, me ha sucedido creer que aquel anciano inmóvil vivía, en realidad , de una vida más profunda, más humana y mas general que el amante que estrangula a su amada, el capitán que alcanza una victoria o el esposo que venga su honor."
De El gran secreto, de Maeterlinck

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